En las próximas tres entradas empezando por esta, se va a
homenajear en este blog a tres personas que nos han dejado en los últimos tres
años y que tenían un peso específico dentro de sus clubes o de la propia
estructura de la Football League.
El fútbol es recordado por las infinitas alegrías que da,
pero por desgracia, existe el sentimiento de pena cada vez que algo no sale
como el aficionado espera, no obstante, siempre puede ser todo un poco peor.
Keith Alexander, Richard Butcher y Adam Stansfield, gente de
club, personas que rechazaban año tras año mejorar en sus carreras para
intentar lograr éxitos donde se sentían admirados. Los tres tienen en común el
mismo porvenir, la muerte prematura.
En los tiempos que corren, en que las distancias étnicas quedan cada vez más reducidas a meros requerimientos de mentes ancladas en un
oscuro pasado de la humanidad, se puede decir con orgullo que fue Keith Alexander uno de los impulsores de este
avance en el fútbol inglés, ya que fue el primer negro en entrenar en el fútbol
profesional, y lo hizo con el Lincoln City, donde jugó en parte de su carrera.
No obstante, llegó a formar parte de dos banquillos más dentro del balompié
profesional inglés, Peterborough y Macclesfield.
La carrera de Alexander quizá no esté plagada de éxitos, más
bien fue un entrenador de formar proyectos para el largo plazo, de los de no
sufrir, de hecho, a lo largo de su carrera, logró más descensos que ascensos,
pero fue el precursor del mejor Lincoln City de las dos últimas décadas, con
jugadores de la talla de Frenear Green o Andrew Marriott, delantero mítico de
las categorías menores inglesas y portero muy cotizado en las mismas. Otros
descubrimientos que se le atribuyen son los de Mackail-Smith, Aaron McLean y George
Boyd, que pasaron del fútbol
semiprofesional a jugar hoy en Championship y, en el caso de Boyd, Premier
League.
Toda su carrera, y toda su vida se vieron truncadas el
fatídico 3 de marzo de 2010 en el que, tras un partido de su equipo, el
Macclesfield Town, que pasaba un momento complicado en League Two por aquel
entonces, le dio un ataque al corazón que fue mortal.
El legado futbolístico que dejó en su momento Keith
Alexander puede que esté infravalorado, en primer lugar, por ser el primer
entrenador de color en la historia del fútbol profesional inglés, y en segundo
lugar, por el descubrimiento de sus jugadores, en cambio, se le va a recordar
eternamente por una muerte prematura que no dejó acabar la historia que estaba
escribiendo por aquel entonces.